La pregunta es si esos jadeos son una consecuencia de su propio placer o un arma para lograr el objetivo sexual que buscan en los hombres.
Las participantes completaron una serie de cuestionarios en los que revelaban el tipo de relación de pareja que mantenían, la frecuencia de sus orgasmos, la intensidad de sus gemidos, el momento en que los emitían y las reacciones que provocaban. La principal conclusión es que la vocalización del coito (así lo definen los especialistas) no se corresponde solo con el orgasmo, sino que en la mayoría de los casos comienza antes de lograr el clímax.
Manipulación femenina
Ese efecto también resulta útil cuando el propósito de la mujer es acabar cuanto antes. El 66% de las mujeres admitió que en alguna ocasión habían simulado o exagerado los gemidos para acelerar la eyaculación de su pareja y así evitar molestias, aburrimiento o fatiga.
Pero pongamos estos datos en perspectiva. No concluyamos que cada jadeo es un arma de manipulación femenina. También son un indicativo real de que el clímax se acerca y se disfruta. De hecho, el estudio señala que quienes gimen cuando están alcanzado el orgasmo tienden a sentir una satisfacción más intensa. Y además están enseñando a su pareja qué es exactamente lo que les gusta para que repitan la próxima vez.
Fuente:elmundo.es/
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