Liderazgo en tiempos difíciles Por Roberto Ángel Salcedo.
Nota Enviada.
A través de la historia, la humanidad ha vivido distintos acontecimientos que han marcado épocas: guerras, pandemias, eventos de la naturaleza. Cada momento ha contado con guías, líderes que han contribuido con el restablecimiento de los parámetros de normalidad.
Estados Unidos y el rol de su liderazgo.
Estados Unidos, desde su fundación en 1776, y en la posterior confirmación constitucional de 1789, contó con el liderazgo de George Washington, John Adams y Thomas Jefferson para su formación como nación. La llegada de Abraham Lincoln al poder en 1861 le permitió liderar y superar uno de los episodios más representativos en la historia democrática norteamericana, profundamente dividida, separada por el sur del país que apoyaba la esclavitud y el norte que promovía su abolición.
El siglo XX, con dos guerras mundiales, luchas por derechos civiles, transformaciones en el aparato productivo y readecuación en los modelos políticos y sociales, también se caracterizó por los avances en la tecnología, medicina y ciencias, así como en el desarrollo industrial que convirtió a Estados Unidos en una potencia mundial.
Entre 1901 y 1902 hubo una dramática situación con el carbón, entre productores, trabajadores y transportistas que desencadenó, no solo en fuertes dificultades económicas, sino que arrastró complejidades en el sistema de salud de la época, y el liderazgo del presidente Theodore Roosevelt fue determinante para sortear con éxito todos los obstáculos alrededor de esa crisis.
La época de la gran depresión de 1929 contó con el liderazgo de Franklin Delano Roosevelt, quien a través de un paquete de iniciativas económicas, conocidas como “New Deal” de 1933, logró reencausar y vigorizar la dinámica económica estadounidense.
La coyuntural llegada al poder de Lyndon Johnson, tras el asesinato de Kennedy en 1963, le permitió avanzar en leyes sobre los derechos civiles y, con el liderazgo que previamente había desarrollado en sus años de congresista, pudo lograr conquistas en las luchas sobre la segregación racial.
Otros eventos históricos, como en la década de los años 80 del presidente Reagan y la famosa “Doctrina Reagan”, sobre política exterior para combatir la influencia ejercida por la Unión Soviética en los últimos años de la Guerra Fría; la guerra del Golfo, bajo el liderazgo de George Bush (padre); los ciclos económicos con tendencias al crecimiento y a la recuperación a través de los liderazgos eficaces de Bill Clinton en 1993 y en 2009 con Obama, este último llevó a cabo el delicado proceso tras la crisis financiera global.
La Europa y America Latina de los últimos siglos
Europa estuvo muy marcada a finales del siglo XVIII por los efectos de la Revolución Francesa, donde surgieron las ideas de izquierda y derecha. Luego se dio paso a la era napoleónica, bajo el férreo liderazgo de Napoleón Bonaparte.
El siglo XIX se caracterizó por el nacimiento de las democracias con sufragio restringido, así como el ocaso de las monarquías absolutas. El surgimiento de las ideologías socialistas, el movimiento obrero con sus orígenes en Inglaterra en el siglo XVIII y su expansión en Alemania, Francia, España, Bélgica y en otros países industrializados. Este movimiento culminaría con la Revolución Rusa de 1917, bajo el liderazgo del principal líder bolchevique, Vladimir Lenin.
En la segunda mitad del siglo XX Europa se vio influenciada, de manera absoluta, por los efectos de la Segunda Guerra Mundial. Liderazgos como el de Winston Churchill fueron determinantes, no solo en la victoria de los aliados, sino en los acontecimientos desprendidos tras la conclusión del conflicto militar global a partir de 1945.
En Latinoamérica se vivió a lo largo del siglo XIX la emancipación, levantamientos indígenas, luchas por el control de territorios, establecimiento de regímenes políticos a través de revoluciones sociales. El siglo XX se caracterizó por el surgimiento de regímenes autoritarios y caudillistas con limitaciones y vulneraciones a los derechos fundamentales; ciclos replicativos de golpes de Estado y de fraudes en los procesos electorales en la mayoría de los países del área.
República Dominicana
Desde su formación como república, nuestro país ha descansado en cada uno de sus procesos históricos sobre los hombros del liderazgo político y social. Desde la independencia, el liderazgo de Juan Pablo Duarte y los demás padres fundadores; la restauración de la República en 1863, bajo el mando el comandante Gregorio Luperón; las intervenciones militares norteamericanas, los traumáticos años de dictadura, el restablecimiento de la democracia, los difíciles momentos como consecuencia del golpe de estado al profesor Juan Bosch en 1963; la guerra civil de 1965; todo esto sumado a las cíclicas crisis sociales y económicas que nos han acompañado a lo largo de nuestros casi 178 años de independencia.
Crisis actual
La actual crisis de características globales que por más de dos años nos afecta como consecuencia directa de la primera pandemia del siglo XXI, la covid-19, ha encontrado en la República Dominicana el liderazgo del presidente Luis Abinader. Su capacidad organizativa y clara compresión de los factores que inciden en cada uno de los aspectos de la vida de los ciudadanos, le ha permitido una identificación más eficaz de las soluciones en cada una de las áreas donde esta crisis, sin precedentes, nos impacta.
En materia de salud, el liderazgo del presidente fue capaz de gestionar con la mayor brevedad que han permitido los tiempos pandémicos, la obtención de una cantidad importante de dosis de vacunas contra el virus, logrando garantías a cada ciudadano disponible para inocularse, con sus dos dosis y refuerzos, como una efectiva manera de mitigar el avance del virus. En materia económica, su política de estímulo a los diferentes sectores productivos del país ha permitido una rápida recuperación de los puestos de trabajo a mayores niveles previos a la pandemia, recuperación de la actividad turística, crecimiento extraordinario de las zonas francas, un impresionante incremento en las exportaciones, así como un aumento significativo en la inversión extranjera directa.
A pesar de las dificultades que arrastra consigo la pandemia, en el país hemos contado con el liderazgo adecuado para el manejo de los aspectos más sensitivos de nuestra economía y nuestra salud. Liderazgos como el que desarrolla el presidente Abinader, en tiempos difíciles, nos confirma que a pesar de las tempestades del momento, el futuro se proyecta promisorio para el pueblo dominicano.
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