Científicos aprenden a predecir con exactitud el riesgo de un infarto cerebral.
Un estudio internacional ha encontrado 89 genes implicados en el riesgo de desarrollar un ictus, 61 de los cuales no se habían descrito previamente, anunció el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP), afiliado al hospital Sant Pau de Barcelona.
Según los autores, se trata del trabajo más amplio y completo realizado hasta la fecha sobre las causas de esta enfermedad cardiovascular, puesto que se fundamentó en el análisis genómico y observación médica de 100.000 pacientes que habían sufrido un ictus más una muestra de control de más de un millón y medio de personas sanas.
Un énfasis especial se puso en la comparación de diferentes etnias, algo que no se había realizado antes porque la mayoría de los estudios habían incluido únicamente muestras de personas de origen europeo.
Aunque los factores genéticos de riesgo se correlacionan entre distintos pueblos, este enfoque muestra que el uso de diferentes poblaciones permite encontrar nuevos factores de riesgo, destacan los investigadores.
«La población estudiada en este trabajo tiene una representación bastante global que incluye África, el sur de Asia, el este de Asia, Europa y América Latina», detalló la profesora de neurología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Texas en San Antonio y coautora del estudio, Sudha Seshadri, cuyas palabras recoge el sitio web universitario.
«Curiosamente, uno de los grupos que sigue sin estar muy bien representado es la población hispana de EE.UU., por lo que aún queda trabajo por hacer», admitió.
Sin embargo, a partir de la variedad del material génico incluido, ya se comprobó que todas las personas compartían características genéticas relevantes, independientemente de su etnia.
A su vez, el investigador del IGTP Israel Fernández Cadenas, quien coordinó el análisis de datos de la cohorte española, explicó que la información recabada es útil no solo para predecir qué personas presentan un alto riesgo de ictus y así poder tomar las medidas preventivas necesarias, sino también ofrece información relevante para conocer mejor las bases biológicas de la enfermedad.
Además, con estos datos se podrá plantear el uso de nuevas terapias, con fármacos no empleados hasta ahora para tratar o prevenir los derrames cerebrales.
Los investigadores se percataron, entre otras cosas, de que los niveles de lípidos que consideraban relevantes «quizá no son tan esenciales en el desarrollo de esta enfermedad», dijo Fernández Cadenas. En cambio, se descubrió que «algunos genes relacionados con otros procesos, como la hipertensión arterial o la formación de vasos sanguíneos (angiogénesis), tienen un rol más importante en el riesgo de ictus».
El ictus, o infarto cerebral, es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Por eso, la comunidad científica ha priorizado perfeccionar las medidas de prevención. La identificación de las 89 regiones cromosómicas independientes relacionadas con el riesgo del desarrollo de esta patología es una respuesta a esta demanda común.
DEULTIMOMINUTO.
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