Smeralda Richiez, de 16 años, vivía con sus padres en el sector Vista Alegre, del distrito municipal La Otra Banda, en Higüey. El domingo pidió permiso para salir a pasear con tres amigas y su profesor de matemáticas, John Kelly Martínez.
Pero al regreso, su rostro estaba pálido. Sin fuerzas. La llevaron a la cama, y al ponerse de pie, la dejó manchada de sangre. Su padre, Eligio Richiez Castillo, le preguntó con preocupación que si le pasaba algo. Ella se limitó a responderle que solo tenía la menstruación.
A su cortad edad, su vida había tomado un curso distinto. Estaba embarazada, y en ese momento se desangraba. Pero estaba convencida de que la maniobra había resultado exitosa: le practicaron un aborto. Antes de que amaneciera, terminó de perder el resto de sangre que le quedaba tras la interrupción. Y la mañana del lunes la hallaron muerta en el baño de su habitación.
Su padre aseguró que el profesor Kelly Martínez le administró unas pastillas abortivas. Esto le habría provocado el sangrado. Fueron a una clínica en Bávaro, para que la atendieran. Esmeralda no quiso entrar. Se desmayó más de una vez dentro del carro del profesor.
Kelly Martínez se entregó a las autoridades. El cadáver fue enviado a Ciencias Forenses en San Pedro de Macorís, para los fines de lugar.
Fuente: CDN 37
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