Estamos a tiempo
La sociedad postmoderna ha traído consigo grandes avances en todos los órdenes, fundamentalmente en el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
La humanidad ha vencido una parte de los ´problemas que atentaban contra su existencia. Hoy la información se ha horizontalizado y ello ha permitido una mayor efectividad en el ejercicio de la ciudadanía, como expresión de goce de derechos individuales.
Sin embargo, conjuntamente con esos avances, se han producido cambios desfavorables que atentan contra la cohesión social, la armonía, la seguridad y la paz colectiva e individual.
Se está desarrollando un ciudadano con plena conciencia del ejercicio y goce de los derechos individuales, muy enfocado en alcanzar sus aspiraciones particulares, pero con una muy pobre conciencia de sus responsabilidades sociales, del deber de aportar a la reproducción y mantenimiento de aquellos valores que nos definen como sociedad y que son los que han permitido la convivencia pacífica en el medio que nos ha tocado vivir. Todo indica que los señores: “Sálvese quien pueda”, “dame lo mío”, “que hay para mí”, ganaron la batalla.
La anterior retorica está expuesta como preámbulo para referirnos a un tema particular: EL MUNICIPIO DE CABRAL.
El Rincón, como le llamaban antes de que el 8 de septiembre de 1907 fuera elevado de Cantón a municipio y asignado el nombre de Cabral, es un pueblo pequeño, pero que ha parido grandes hombres y mujeres, que han sabido escribir la historia con sus aportes en todos los órdenes a todo el país.
Desde la impronta de aquellos rinconeros (cabraleños) que empuñaron la espada para defender la independencia, cruzando por el aporte a la dentidad cultural del país hecho por Ireno Ferreras (Ireno Carlita), con su acordeón, la consolidación de las mundialmente conocidas Cachuas de Cabral,
Como patrimonio cultural del país, hasta la hegemonía histórica que hemos ejercido en la política de la provincia, que nos permitió tener siempre un diputado o el senador en el Congreso Nacional y a veces ambas posiciones, desde el 1929 en que resultó electo como diputado Elizardo Matos.
Ni hablar de lo que hemos representado en la región en materia de deportes; hace apenas siete años ( 2012 ) que ganamos el torneo nacional de volibol, en representación de la provincia, un sitial parecido hemos tenido en beisbol y en basquetbol.
El pueblo laborioso, de agricultores y pescadores, de jóvenes progre21sistas, aquel municipio que se caracterizaba por tener parte de los m2ejores estudiantes en las aulas universitarias, de jóvenes con un gran compromiso social, con una gran estructura organizacional que le daba de frente a los problemas que le aquejaban y que le arrebataba la solución de los mismos a las autoridades a base de lucha; ha cambiado y no para bien.
Se nos va de la mano el pueblo, nos hemos convertido en indiferentes, solo reaccionamos cuando nos llega la desgracia; tenemos un puñado de mozalbetes atracando a manos armadas en plena luz del día, pero todo sucede con la complicidad de las autoridades policiales; otros tantos corriendo motores en una sola goma, poniendo en peligro sus vidas y la de los demás, en todas las calle principales del pueblo, incluyendo aquella en donde se ubica el cuartel policial.
Unos y otros más que victimarios son víctimas de nuestra indiferencia e irresponsabilidad ciudadana, perdimos la autoridad. Nos hemos dejado envolver en las trivialidades políticas de un grupo de gente que en su mayoría no han hecho nada por la sociedad cabraleña. Hemos perdido de vista lo realmente importante.
Estamos a tiempo de retomar el camino, de volver a ser la sociedad organizada que fuimos, de recuperar la autoridad sobre nuestros hijos, de asumir las responsabilidades que conllevan las posiciones que ostentamos, sociales, administrativas o electas, el esfuerzo tiene que ser colectivo, no sigamos perdiendo, Estamos a tiempo.
*Autor es abogado
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