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Despiden a expresidente de Odebrecht luego de salir de la cárcel


A Marcelo siempre se le atribuyó el crecimiento exponencial de Odebrecht

El empleado Marcelo Bahia Odebrecht, expresidente del grupo fundado por su abuelo, Norberto Odebrecht, fue despedido este viernes, con apoyo de su padre Emílio, que sigue en el Consejo de Administración.

Marcelo ya había perdido su cargo cuando se vio obligado a renunciar, en diciembre de 2015, tras ser detenido en la Operación Lava Jato, acusado de sobornos en los gobiernos de Lula da Silva y de Dilma Rousseff, y también en varios países de América Latina.

Ahora también pierde un sueldo mensual de 115,000 reales (unos 25,300 euros) y todos los beneficios , abogados, chóferes, secretarios, asesores, guardaespaldas,  que la empresa le garantizó, incluso, durante los dos años que estuvo en prisión.

En un comunicado, Odebrecht informa que la "salida del empleado" obedeció a la recomendación formulada en octubre del presente año por los agentes externos independientes de la Fiscalía de Brasil y del Departamento de Justicia de Estados Unidos, que actúan en la empresa hace dos años y medio. La "recomendación" tenía hasta el 31 de diciembre de este año para ser acatada, y fue prontamente atendida por los ejecutivos que están a cargo de la constructora hoy, en un culebrón que incluye peleas familiares y de poder.

Marcelo, de 51 años, empezó a trabajar en Odebrecht tras  graduarse en Ingeniería Civil, en 1992. Inicialmente, de forma anónima. En medio del ejército de ingenieros de la empresa, no utilizaba su famoso apellido para evitar el acoso a los herederos. Pero ya a comienzos del milenio decidió luchar por una posición de liderazgo en los negocios, algo que no agradó a su padre, que prefería una sucesión profesional.

Fue su abuelo Norberto quien, cuando tenía 82 años, puso a Marcelo al mando de la constructora con tan solo 34 años, mientras Emílio asumía el consejo de administración.

A Marcelo siempre se le atribuyó el crecimiento exponencial de Odebrecht. Bajo su liderazo, pasó de una receta de casi 9 mil millones de euros en 2009 para casi 30,000 millones, y amplió la presencia del grupo en el mercado internacional. Pero se transformó en la imagen de la corrupción perseguida por la operación Lava Jato, aunque la imagen de la empresa ya estaba dañada incluso antes de que Marcelo fuera presidente.

Fuente: El Pais

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