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El caos impera en los entornos hospitalarios.





Santo Domingo, RD.-Las áreas circundantes de los hospitales de la ciudad capital son un claro espe­jo de un ambiente de des­organización que altera la tranquilidad de los ciuda­danos que acuden a esos centros.

Ruido, basura y desor­den, una mezcla de he­chos fulminantes que le­vantan muchas preguntas para descifrar lo que pro­voca todo este desconcier­to de eventos, tal como se observa en los alrededores del Hospital Luis Eduardo Aybar

Este desbarajuste es vi­sible en las aceras que cir­cunvalan este centro de salud, convertidas en es­pacio para buhoneros, motoconchistas, vehículos mal estacionados y cúmu­los de basura amontona­dos en las esquinas próxi­mas. Esta zona albergará el proyecto Ciudad Sanita­ria, el complejo hospitalario más grande y avanzado del país. Este centro, que se en­cuentra a un paso de abrir sus puertas, fue construi­do bajo un presupuesto de 15,000 millones de pesos.

Caminar por la zona po­dría ser un trago amargo para el transeúnte debido a que las aceras, que por nor­ma deberían estar desocu­padas para los peatones, están repletas de tiendas y comercios informales que se dedican a la venta de co­mida, ropa, zapatos, acce­sorios. e incluso aparatos tecnológicos.

Las quejas de pacientes

Los pacientes en estado de salud delicado, en el área de cardiología del centro, se quejan constantemente por el ruido de las bocinas de los conductores que tratan abrirse paso a través del trá­fico, cuestiones que afectan su proceso de recuperación y alteran la paz del hospi­tal.

Justo detrás, en otra de las aceras laterales del Luis Eduardo Aybar, en un taller se prestan servicios de des­abolladora y pintura, solda­duras y otras labores que generan contaminación so­nora.

El desorden vehicular es otro serio problema aquí. En ninguna de las calles que colindan con el centro de salud hay semáforos ni señalización.

Además, alrededor hay un pesado tráfico en rutas de transporte público, en­tre estos carros y autobu­ses. Todos estos elementos, conjugados, dejan, como resultado, taponamientos y obstrucción de las vías de acceso de pacientes al hos­pital.

Los micro negocios

Por los alrededores del Hospital Francisco Mos­coso Puello, ubicado en la avenida Nicolás de Ovan­do, del Distrito Nacional, también se observa un compendio de micro ne­gocios informales. La si­tuación se complica en los laterales de la entrada del centro de salud, donde hay rutas de carros públicos y una parada de motoconcho.

Negocios en aceras

En el Hospital Materno In­fantil San Lorenzo, de Los Mina, del municipio Santo Domingo Este, los vehículos estacionados acopian pro­ductos para mercadear.

Lo mismo ocurre en las ace­ras atestadas de pequeños puestos improvisados, don­de son expuestos a la venta utensilios de cocina, comi­da, ropa, calzado, acceso­rios tecnológicos, e incluso medicamentos.

En la maternidad de Los Mi­na también hay cúmulo de basura, un hecho que no solo lesiona la imagen del hospital, sino también se convierte en foco de enfer­medades.

Los vecinos en el contorno del hospital se quejan con frecuencia de que los vende­dores obstaculizan la entra­da a sus hogares.

A riesgo de que las autorida­des les clausuren o impidan realizar esa tarea, cientos de personas se dedican a esta actividad de manera perma­nente.

Paradójicamente, esta situa­ción alrededor de los cen­tros de salud los convierte en foco de enfermedades in­fecciosas y bacterianas, ya que los espacios de venta de comida no cuentan con su­pervisión sanitaria y operan al lado de otros negocios de­dicados a la expulsión de desechos tóxicos nocivos para la salud.

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